El tomate es un alimento de suma
importancia en nuestra cocina y por ello, tenía que estar presente en nuestro
huerto ecológico.
Son
muchos los beneficios que presenta el tomate ecológico. El tomate ecológico es
más sano, es decir, tiene más de aquello que se considera bueno para la salud
(vitaminas, proteínas, minerales, antioxidantes…) y no tienen nada de aquello
que se considera perjudicial (transgénicos, pesticidas, herbicidas,
plaguicidas, hormonas…)
El
tomate ecológico es más gustoso porque contiene menos proporción de agua que el tomate
convencional. Esto es así porque los abonos químicos hacen que la planta
absorba más agua, y por lo tanto que crezca más rápido. Así pues, los tomates
ecológicos tienen más materia seca, que es lo que le da sabor al alimento.
El tomate ecológico está mejor hecho, los
procesos de producción están estrictamente controlados, y la calidad del
proceso revierte directamente en la calidad del producto. Tiene mejor calidad
un tomate biológico que llega a su punto óptimo de maduración en la planta, que
uno que ha madurado en la cámara frigorífica de una nave industrial.
El
tomate ecológico es más variado. La biodiversidad es un valor principal dentro
del estilo de vida que defiende la producción ecológica. Esto hace que se
potencien las variedades locales y se prohíba el uso de semillas transgénicas.
En
definitiva, el tomate como cualquier producto ecológico, es respetuoso con el
medio ambiente. Al no utilizar ningún tipo de producto químico en su proceso de
producción, los alimentos ecológicos garantizan que mañana todos podamos
continuar comiendo alimentos limpios y variados, nacidos en un suelo que
todavía está vivo, manteniendo la fertilidad del suelo y la biosfera.
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